domingo, 11 de noviembre de 2012

LAS OPORTUNIDADES ANTES LOS CAMBIOS

Si esperamos a tener coraje para tomar desafíos, quizás nunca hagamos nada, si nos comprometemos a desafiarnos a nosotros mismos, en el preciso momento en el que tomamos el desafió, estamos siendo valientes.

Gandhi lo decía con sus palabras: “Seamos el cambio que queremos ver en el mundo”.

Todos los días escuchamos, “ya no puedo hacer nada”, “lo mercados están como están”, “Yo no puedo hacer nada ante la situación actual”, “Esto no puede cambiar”.

Pues creo que es el momento para hacer cosas diferentes, y como dice Einstein “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”. Muchos de nosotros hemos esperado que nuestro entorno cambie para nosotros llegar a conseguir nuestro objetivo. Pero lo importante es ir a buscar ese entorno que nos favorezca para llegar a conseguir lo que deseas.

Unas de las situaciones limitantes que encontramos en este proceso de alcanzar esos objetivos es el lenguaje, un ejemplo es “Seré gran coach” sin darme cuenta, lo que hago es no acercarme a esa visión, sino es alejarme cada vez más. El lenguaje no es inocente. Cuando decimos "Seré..." estoy implicando, es que no lo soy, tengo un camino largo y duro para llegar a serlo, y es posible que no lo logre. Evidentemente he separado mi visión de mi misión.

El futuro no existió ni existirá jamás, es solo una conversación que tenemos hoy en el presente. No podemos predecir el futuro como si existiera independientemente de nuestro lenguaje. Lo que podemos hacer, es crearlo a nuestra manera.

Otra cuestión es desechar todo aquello que esta fuera de los límites, pero no somos conscientes que los seres humanos somos incapaces de la realidad tal como es, sino que interpretamos por nuestras historias y experiencias pasadas.

Cuando planificamos el futuro desde el presente pensando en lo que pasó en el pasado, entonces hacemos que el “futuro sea una prolongación del pasado”, o sea, más de lo mismo.

Unas personas reactivas se ocupan de las cosas urgentes y entramos en círculos viciosos de los cuales no somos muy difíciles de salir. Pensamos en las posibilidades futuras, pero nuestro cuerpo sigue preso de la angustia y la resignación pro la “realidad” actual.

Si somos personas más seguras, el camino es más fácil. Cuando el lenguaje y el cuerpo hablan el mismo idioma, nuestras acciones son mucho más precisas, consistentes, y poderosas.

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